Considero que nuestra visita al escalódromo Carlos Carsolio fué una gran experiencia , 13 metros en los que viví, sentí, y reflexioné:
De inicio: me propuse llegar arriba de la línea de seguridad, lo hice sin esfuerzo y al llegar dije “Eso es todo por este intento, me voy a bajar y en el siguiente ya subo más”...
El instructor me dijo que siguiera, y pensé: ¿Cuantas veces he llegado a puntos sin esfuerzo, diciendo que luego regresaré y algunos quedan en el olvido?
Seguí avanzando y a la mitad sucedió lo que temía: Sentí pavor a las alturas, me quedé paralizado y mi cuerpo comenzó a temblar... Es aquí donde dije: NO MÁS ... Glo y el instructor me dijeron que si podía, entonces el instructor dijo: “Tienes la cuerda, puedes soltarte y verás que no pasa nada” , así lo hice y... no pasó nada, descansé, tranquilicé mi mente y con la ayuda de un jalón del instructor seguí avanzando.
Esto me hace recordar la frase: “A veces todos necesitamos un empujoncito”, ya sea verbal o explicito .
Y cuando estaba como a metro y medio, mis piernas ya no respondían, pero ahora me decía: “¿Estar tan cerca y rendirme?, ¡Claro que no!, así que observé donde podía agarrarme, reuní fuerzas, me lancé y lo logré .
Bien, pequeña historia de éxito, pero por otra parte, ¿Cómo poder ayudar a otro a subir?, ¿Cómo encontrar las palabras o acciones adecuadas?... Esa es una historia que creo puede comenzar con saber si realmente esa persona quiere realizar el ascenso... A fin de cuentas cada uno tiene intereses y motivaciones que nos hacen ser "únicos e irrepetibles".
Jajaj, a lo mejor este “post” quedó muy poético o tipo auto-superación... Ya saben, uno tiene sus momentos jajajaj.
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